(La quietud era domarla. La quietud era sanar.
Y me lo he tatuado para recordármelo siempre.)
Tatuaje hecho por Juan Crisóstomos. |
Tristísima estrella
adorna los abismos de la noche;
enmudece de espanto en casa de la tristeza.
Pavorosa trompeta suena sordamente
en el vestíbulo de la casa de los nobles.
Los muertos no comprenden, los vivos
comprenderán.
adorna los abismos de la noche;
enmudece de espanto en casa de la tristeza.
Pavorosa trompeta suena sordamente
en el vestíbulo de la casa de los nobles.
Los muertos no comprenden, los vivos
comprenderán.
Toda luna, todo año, todo día, todo viento
camina y pasa también,
así toda sangre llega al lugar de su quietud,
como llega a su trono y poder…
camina y pasa también,
así toda sangre llega al lugar de su quietud,
como llega a su trono y poder…
Cantando tocaré
el armonioso, sonoro instrumento.
Ustedes, fascinados por las flores,
dancen y alaben al Dios omnipotente.
Gocemos de esta breve dicha,
porque la vida es sólo un momento fugaz.
el armonioso, sonoro instrumento.
Ustedes, fascinados por las flores,
dancen y alaben al Dios omnipotente.
Gocemos de esta breve dicha,
porque la vida es sólo un momento fugaz.
Chilam-Balam.
Me parece que para el libro que escribe le vendría bien leer el elogio a la incomodidad, de Mercedes Luna Fuentes.
ResponderEliminar