Volví del viaje de la playa alegre. Mientras estuve allá, estaba bien. No había nostalgia. Ni recuerdos ni dolor. Pero volví y ahora no tengo ganas de hacer absolutamente nada, más que tumbarme en la cama y dejar que el tiempo pase. Es como si hubiera vuelto a hundirme en toda esta tristeza que me puebla, que no me deja ir. Y ya no sé qué más hacer.
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