A Luna, Vicente, María y Óscar.
Entre Madrid y Barcelona, 2015.
le escribo a la mujer que lleva en su brazo una sirena
le escribo a la mujer que agradece con los ojos y con sus manos y con su acento distinto
no sé si me lo he inventado
pero le digo que
ya empiezo a oler el cambio del huso horario
ya empiezo a saborear en la boca que la carne huele a lo que se prolonga
y que los cuerpos acceden al llanto por culpa del anhelo
y que los cuerpos acceden al llanto por culpa del anhelo
le digo que quizás me lo he inventado pero empiezo a extrañar
su roce suavísimo su piel porosa
le escribo a la mujer que posee un corazón que los perros aman incondicionalmente
que el corazón se ha hinchado de agradecimiento
y deja los residuos en toda la franja azul que veo desde una ventana pequeña
mientras nos acercamos al golfo
y deja los residuos en toda la franja azul que veo desde una ventana pequeña
mientras nos acercamos al golfo
escribo a la mujer que cree poseer
en su cuerpo la muerte sin saber que en realidad tiene un campo de orquídeas violetas que esperan
cultivar otros estómagos llenos de hierba
le escribo al hombre altísimo que ama a otro hombre y que nos da amor en la mejilla
y en su abrazo y nos exige que seamos felices
que allá desde su lado del mundo
nos hermanamos para toda la vida
le escribo a ese otro hombre de afecto silencioso
que se despide desde el lado de la puerta que divide la entrada a la estación del metro
y que en vez de permitirnos darle un abrazo nos habla a través del lenguaje de sordos
y nos hace señas de amor y agradecimiento con las manos
quiero decirle perdón por hacerte dormir en tu sofá
quiero decirle jamás me habían arropado con una manta mientas dormía
y que en vez de permitirnos darle un abrazo nos habla a través del lenguaje de sordos
y nos hace señas de amor y agradecimiento con las manos
quiero decirle perdón por hacerte dormir en tu sofá
quiero decirle jamás me habían arropado con una manta mientas dormía
quiero confirmarle nos quedaremos siempre en tu casa pequeñita como el cuadro de la virgen con un sicario que cuelga en tu pared
escribo a esa mujer diminuta de ojos diminutos manos diminutas
piel transparente que llorar bajito y nos insiste que nos quedemos
piel transparente que llorar bajito y nos insiste que nos quedemos
y dice gracias por los mejores días de mi vida
y llora y sus diminutos ojos se vuelven cauce anhelando como jamás había anhelado
y llora y sus diminutos ojos se vuelven cauce anhelando como jamás había anhelado
quiero amarlos a todos
quiero decirles gracias gracias
aquí dejo mi corazón para que jamás
vuelvan a estar solos.
vuelvan a estar solos.