11 febrero 2014

No quería flores; sólo quería yacer con las palmas vueltas hacia arriba y hallarme totalmente vacía







A Sylvia Plath





Cuando naciste se les olvidó cortarte
completamente el cordón umbilical que te unió
a un dolor que conociste el día que murió tu padre
¿cómo no sentirte sola si se fue el hombre
de zapatos oscuros, al que maldijiste
siendo adulta por llevar su sangre,
por quien buscarías a alguien parecido
que te iba a partir en dos 
el corazón y tuviste que matarte 
y que matarlo para volver a encontrarlo?
Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había qué hacer
Saqué de ti un modelo,
Un hombre negro con aire de Meinkampf
tres o siete oportunidades
para perder la voluntad
la última fue un grito pero nadie
se asomó a tu puerta
y tuviste que matarte para que la mujer
de la caverna sonriera
y tuviste que matarte para descubrirte
estando completa
nadie quiso escarbar entre tus escombros
nadie te cosió la herida vertical
por la que siempre llorabas
nadie te miró a los ojos porque tuvieron
miedo de verte el miedo que te tenías
a ti misma
tu abandono y miedo lo tatué en mi
piel para que nunca más te sientas sola.

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